Desde que soy pequeño, ir a Francia es un sueño para mí.
El fin de semana pasado, mi sueño fue realizado: con la familia de Marc y con la de intercambio de Gabrielle, fuimos a Carcassonne, una ciudad pequeña con un castillo que parece a los de las películas.
En camino para Carcassonne, como teníamos el camping-car y la otra familia su caravana, entrando en las autopistas francesas, una rueda de la caravana se rompió. Entonces, como la asistencia francesa no hablaba una palabra de español, yo y mi amiga traducimos todo.
Cuando llegamos a destinación, fuimos por el castillo de noche y pasamos por las calles. Había muchas tiendas de recuerdos y muchas de chuches y caramelos. ¡Olía muy bien! Me quería comer todo pero no compré nada. El día siguiente por la mañana, visitamos el castillo y Marc, Gabrielle y yo compramos muchas chuches.
A mediodía, mi familia decidió ir a Toulouse porque quería enseñármelo y la otra familia decidió ir a Barcelona porque Meritxell, la hermana de intercambio de Gabrielle, quería ir a una exposición de manga.
Toulouse fue muy bien. ¡Me gustó mucho! Se parecía un poco a París pero en rosa porque la mayoría de los edificios eran rosas. ¡Había algunas tiendas interesantes y fuimos a los Galeries Lafayette pero todo era carísimo!
La ciudad de Toulouse era más grande de lo que me imaginaba pero lo que más me sorprendió fue que la gente era muy educada. Por ejempló, entrando en el bus, todos decían “Bonjour!” al conductor y “Au revoir et merci!” cuando bajaban.
El tercero día fuimos a un pueblo pequeño pero muy bonito al lado del mar y muy cerca de la frontera española. Me dijeron sus padres que hay mucha gente en Collioure en verano pero como ahora hace bastante más frío, no había mucha gente. Era un día muy nublado y muy triste pero a mí me gustaba así porque era muy melancólico y muy bonito.
Pues, al final puedo decir que me gustó mucho mi fin de semana y que volvería siempre.
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